martes, 4 de octubre de 2011

El destino de las supernovas

Todo comienza cuando te das cuenta de que no conseguirás ninguno de tus sueños, ¡ni tan sólo uno!
Entonces empiezas a preguntarte "¿por qué?, si jamás podré cumplir ni uno sólo de mis sueños, ¿por qué sigo aquí? ¿Para qué?". Pero esa es precisamente la pregunta que no obtendrá respuesta... y si la consigues, quizá no te guste (o no tanto como pensabas). Tal vez sea peor que no saberlo.

Cuando no consigues ninguno de tus sueños que siempre has tenido desde que eras un pequeño "cúmulo de polvo cósmico", sin apenas casi saber lo que quieres, pero lo sabes. Cuando no consigues ser nada de todo eso que siempre has querido ser, por muy absurdo, ridículo, e incluso insignificante que sea. Cuando fracasas estrepitosamente día tras día, intento tras intento, en todo; en los estudios, en el trabajo, en las relaciones con los demás, en el amor... hasta en lo más básico e insignificante. Hasta en algo que, aparentemente es "sencillo" o "fácil" de conseguir, pero sin embargo tú no lo consigues, ni nunca lo conseguirás, porque es tu destino.

Sí, tu destino es fracasar; hagas lo que hagas, digas lo que digas, intentes lo que intentes. Tu vida y tu universo entero está condenado al fracaso, porque eso es lo único que conoces y es lo que mejor sabes hacer.

Puede ser que alguna vez pensaras que en los estudios y el trabajo te fuera bien. Que tendrías un trabajo en lo que más te gusta hacer, en lo que en aquellos tiempos lejanos cuando aun eras una pequeña estrella en formación. Que podrías llegar a ser astronauta y descubrir lugares increíbles, o basurero (sin saber por qué quieres serlo), o tal vez piloto de Fórmula 1, o formar parte de un grupo de rock. Pero no. Ni siquiera en eso triunfarás. Ese no es tu destino.

Bueno, pensaste, al menos, ya que no seré lo que quiero ser, tendré una vida social buena, rodeado de buenos amigos, y personas que te apoyarán y estarán ahí aun cuando tomes las decisiones equivocadas, para apoyarte en los malos momentos y los tiempos oscuros. Pero no. Ni siquiera con las amistades. Ese no es tu destino.

Entonces llegó ella. Y te dio una esperanza. Hizo resurgir en tí las ganas de luchar, de volver a ser tú, de vivir. Y tal vez pensaste que ella te sacaría de ese agujero negro en el que estás metido, que te absorbe con su infinita gravedad. Pero no. Ni siquiera en el amor. Ese no es tu destino.

Tu destino es estar eternamente solo. Solo, como una supernova a punto de estallar; a punto de dispersarse por los confines del universo, expandiendo toda su materia y energía a aquellos lugares donde no los hay.
Iluminando a los demás planetas, estrellas, lunas, sólo con tu muerte; sólo cuando te desintegres y dejes paso a nuevas estrellas.


Y es que hay estrellas destinadas a ser supernovas. Hay estrellas que nacen sólo para morir.
Pero la destrucción sólo es el comienzo de la creación, así que quizás ese sea el consuelo de algún día convertirse en algo mejor; o tal vez simplemente de morir para dejar paso a otras que realmente merecen brillar.